Las operaciones financieras son muy variadas y se realizan continuamente en el mundo de las finanzas. Ejemplos de operaciones financieras serían: Abrir una cuenta corriente, un depósito de dinero a plazo, una libreta de ahorro, contratar un préstamo, suscribir un plan de pensiones, comprar acciones...

Básicamente, una operación financiera consiste en un intercambio de capitales disponibles en diferentes momentos del tiempo.

Quien presta el dinero se llama prestamista o acreedor. Quien lo recibe, prestatario o deudor. Es fundamental destacar que los capitales entregados por uno y otro son equivalentes en todo momento.

El dinero, como cualquier producto que queramos adquirir, tiene un precio. El tipo de interés es el precio del dinero. Es decir,  lo que pagamos a un banco a cambio de que nos preste dinero (por ejemplo una hipoteca), o lo que nos paga el banco por depositar nuestro dinero (por ejemplo un depósito).

El tipo de interés se expresará siempre en tanto por ciento, se refiere a un periodo de tiempo determinado y se aplica sobre el importe prestado o depositado.

Con frecuencia se utiliza el término  “interés” como sinónimo de “tipo de interés”, pero no es lo mismo, el tipo de interés es un porcentaje y el interés el resultado de aplicar dicho porcentaje al principal durante el plazo correspondiente. 

Pongamos un ejemplo, si le pedimos al banco un préstamo de 10.000€ y el tipo de interés es el 10% anual, los intereses son 1.000€ (10% x 10.000=1.000€), y pagaré al banco un total de 11.000 € por disponer de él.

Todos sabemos, por experiencia, que los precios de los bienes y servicios que adquirimos suelen ir aumentando con el paso del tiempo. Como consecuencia, el valor del dinero va disminuyendo y con ello nuestro poder adquisitivo. Es decir, con la misma cantidad de dinero, por ejemplo, 1000€, podemos comprar hoy menos cosas que hace un año.

Esto nos permite comprender que una misma cantidad de dinero tendrá un valor diferente según el momento en que se perciba.

Cuando hay inflación, es decir, cuando hay un incremento continuado de los precios en el tiempo esto resulta obvio. Pero ¿qué ocurre en una situación de estabilidad completa de los precios, es decir, sin inflación? Pues que incluso en esa situación, preferiríamos disponer ahora del dinero en lugar de esperar un año, ya que aunque con esos 1000€ pudiéramos adquirir hoy los mismos bienes que dentro de un año, al disponer hoy de ese dinero podríamos rentabilizar los 1000€ y dentro de un año, recuperar dicha suma más el rendimiento que haya generado.

Por tanto, cada cuantía de dinero va asociado a una fecha. Es decir, 1000 € del 15 de enero no valen lo mismo que 1000 € del 15 de marzo.

Capitalización: consiste en renunciar a un capital actual (prestándolo o invirtiéndolo) para obtener un capital superior en el  futuro. La diferencia entre el valor del capital futuro y el actual son los intereses.

Ejemplo: “contratar una imposición a plazo fijo”, esto es, depositamos el dinero en una entidad financiera y lo recuperamos un tiempo más tarde, más unos intereses; es semejante a cuando una entidad financiera presta un capital y lo recupera más tarde incrementado con los correspondientes intereses.

En la capitalización se cumple que:

Capital futuro = Capital actual + Intereses

El cálculo de los intereses de una operación financiera puede realizarse mediante Interés Simple o Interés Compuesto:

Fundamentalmente la diferencia está en que en el interés simple, los intereses se calculan solo sobre el capital invertido al principio, sin tener en cuenta la posible reinversión de los intereses que vaya produciendo nuestro dinero. Por otro lado, en el interés compuesto los intereses obtenidos se  acumulan al capital inicial, para producir nuevos intereses en el periodo siguiente de la operación. Por esta razón, el capital crece al final de cada uno de los periodos y los intereses, calculado sobre un capital mayor, también crecen obteniéndose un resultado sensiblemente mayor.

En cualquier contrato de productos bancarios como depósitos, préstamos, créditos o hipotecas, deben estar indicado los valores de TIN y TAE.

El TIN (Tipo de Interés Nominal), es el tanto de interés que se ha acordado con la entidad financiera para la operación. Refleja el precio que la entidad cobra por prestar o que paga por depositar.

No incluye gastos ni comisiones, y su periodicidad no tiene por qué ser anual.

La TAE (Tasa Anual Equivalente), al igual que el TIN, se expresa en forma de porcentaje, y se calcula de acuerdo con una fórmula matemática normalizada que tiene en cuenta el tipo de interés nominal (TIN) de la operación, la frecuencia de los pagos (mensuales, trimestrales, semestrales, etc.), las comisiones bancarias, y los gastos de la operación.

La diferencia entre el TIN y la TAE es que la TAE incluye, además del TIN, el número de veces que se liquidan los intereses al año, los gastos y comisiones asociados a la operación.

Por lo tanto, el TIN puede ser un indicador informativo, pero en realidad no le sirve de mucho al consumidor al no incluir  los posibles gastos y comisiones de la operación. Sin embargo la TAE es un índice muy útil para que los consumidores sepan realmente cuanto le aporta una inversión o si el crédito que les está ofreciendo su banco tiene buenas condiciones o no y comparar ofertas.

Por ejemplo en un préstamo hipotecario, el TIN nos informará de los intereses que pagaré por el dinero que me presta el banco.  La TAE me dirá, los intereses más los  gastos asociados a la operación.

Este índice es precisamente el porcentaje que nos interesa conocer ya que nos permitirá conocer con detalle cuanto va a costar realmente el préstamo permitiendo compararlo con otras ofertas.

Ambos conceptos, TIN y TAE son oficiales y están respaldados por las autoridades financieras nacionales de cada país, aunque en cada geografía estos términos reciben una denominación diferente. Así, TIN y TAE es el nombre que reciben en España.

Intereses y tipo de interés
Tipo de interés = %
Intereses = % x capital

Valor temporal del dinero
La misma cantidad de dinero tendrá un valor diferente dependiendo del momento en que se recibe.

Interés simple y compuesto
En el interés compuesto, año a año, los beneficios generados por la inversión se reinvierten y generan más intereses.

TIN y TAE
La TAE es un índica muy útil para que los consumidores puedan comparar ofertas.